Con no ser una persona especialmente religiosa, del genio de Mozart procede una considerable producción musical, destinada a su uso litúrgico.Los primeros años de su carrera, de hecho, los pasó el genial compositor al servicio del arzobispo de Salzburgo y de la Abadía de San Pedro. Como aperitivo a un autor cuya producción no puede faltar en un ciclo de música sagrada, proponemos hoy una pequeña pieza, el Kyrie de la Missa Solemne KV 337.
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