miércoles, 30 de noviembre de 2016

Aleluya Dilexit

Escuchamos hoy el Aleluya Dilexit, de la Misa de la Fiesta del Apóstol San Andrés.



Alleluia. Dilexit Andream Dominus in odorem suavitatis. Alleluia.


Aleluya. Amó el Señor a Andrés en olor de suavidad. Aleluya.

domingo, 27 de noviembre de 2016

Rorate

Escuchamos hoy un himno característico del Adviento, cuya música expresa la expectación de este tiempo litúrgico: Rorate caeli.



Roráte cæli désuper, et nubes pluant iustum.
Ne irascáris, Dómine, ne ultra memíneris iniquitátis: ecce cívitas Sancti facta est desérta: Sion desérta facta est: Ierúsalem desoláta est: domus sanctificatiónis tuæ et glóriæ tuæ, ubi laudavérunt te patres nostri.
Roráte cæli désuper, et nubes pluant iustum.
Peccávimus et facti sumus tamquam immúndus nos, et cecídimus quasi fólium univérsi: et iniquitátes nostræ quiasi ventus abstulérunt nos: abscondísti fáciem tuam a nobis, et allisísti nos in manu iniquitátis nostræ.
Roráte cæli désuper, et nubes pluant iustum.
Vide Dómine afflictiónem pópuli tui, et mitte quem missúrus es: emítte Agnum dominatórem terræ, de petra desérti ad montem fíliæ Sion: ut áuferat ipse iugum captivitátis nostræ.
Roráte cæli désuper, et nubes pluant iustum.
Consolámini, consolá-mini pópule meus: sito véniet salus tua: quare mæróre consúmeris, quia innovábit te dolor? Salvábo te, noli timére: ego enim sum Dóminus Deus tuus, Sanctus Israel, redémptor tuus.
Roráte cæli désuper, et nubes pluant iustum.


Que los cielos destilen el rocío y las nubes lluevan al Justo.
No te irrites, Señor; no te acuerdes de nuestras iniquidades.  Mira que la ciudad santa está desierta: Sión ha quedado abandonada, Jerusalén, la casa de tu santidad y de tu gloria, en donde te alabaron nuestros padres, está desolada.
Que los cielos destilen el rocío y las nubes lluevan al Justo.
Hemos pecado y nos hemos hecho semejantes a la escoria del mundo; todos hemos caído como las hojas. Nuestras maldades nos han zarandeado como el viento. Escondiste tu faz de nosotros y nos has estrellado en castigo de nuestra iniquidad.
Que los cielos destilen el rocío y las nubes lluevan al Justo.
Mira, Señor, la aflicción de tu pueblo, y mándanos al que has de enviar. envía al Cordero Dominador de la tierra, de la roca del desierto al monte de la hija de Sión; para que nos libre del yugo de nuestro cautiverio.
Que los cielos destilen el rocío y las nubes lluevan al Justo.
Consuélate, consuélate, pueblo mío, que pronto vendrá tu salvación. ¿Por qué te consumes de tristeza y el dolor te ha demudado? Te salvaré, no temas; pues yo soy tu Señor y Dios, el Santo de Israel y tu Redentor.
Que los cielos destilen el rocío y las nubes lluevan al Justo.

viernes, 18 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 8 - Ofertorio Domine Iesu

Una vez terminada la secuencia, sigue el Requiem de Moart con el Ofertorio, cuyo texto original es una plegaria litúrgica deprecatoria, que pide al Señor Jesús la liberación de las almas de los difuntos, e implora la intercesión de san Miguel. Mozart destina esta sección al coro y a la orquesta. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.



Domine Jesu Christe, Rex gloriae, libera animas omnium fidelium defunctorum de poenis inferni et de profundo lacu:

Libera eas de ore leonis, Ne absorbeat eas tatarus, ne cadant in obscurum: Sed signifer sanctus Michael repraesentet eas in lucem sanctam: Quam olim Abrahae promisiti et semini ejus.


Señor Jesucristo, Rey de la gloria, libera a las almas de todos los fieles difuntos de las penas del infierno y de las profundidades del lago.
Líbralas de la boca del león, que el abismo no las absorba, ni caigan en las tinieblas, sino que el abanderado San Miguel las conduzca hacia la santa luz, como antaño prometiste a Abraham y a sus descendientes.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 7 - Lacrimosa

Retomamos la audición del Requiem de Mozart con la última sección de la secuencia Dies Irae, que toma por título las palabras Lacrimosa dies illa. La obra está destinada al coro, y es de un patetismo extremo. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.



Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
iudicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu Domine,
dona eis requiem. Amen.


Día de lágrimas será aquel renombrado día en que resucitará, del polvo para el juicio, el hombre culpable. A ese, pues, perdónalo, oh Dios. Señor de piedad, Jesús, concédeles el descanso. Amén.

miércoles, 16 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 6 - Confutatis maledictis

La siguiente sección del Requiem de Mozart combina dos elementos bien distintos: una temible amenaza contra los pecadores (sean confundidos los malvados), con una sentida petición de súplica. La sección está confiada al coro y a la soprano, y combina ritmos agitados en la primera parte, con un tiempo más sosegado en la segunda. Seguimos con la versión de Philippe Herrewege.



Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.
Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.


Confundidos los malditos arrojados a las llamas voraces hazme llamar entre los benditos. Te lo ruego, suplicante y de rodillas, el corazón acongojado, casi hecho cenizas: hazte cargo de mi destino.

martes, 15 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 5 - Recordare

Seguimos con el Requiem de Mozart. Escuchamos hoy una nueva sección de la secuencia: Recordare Iesu pie. El texto adquiere un toco muy suplicante, lo que fue expresado musicalmente por el compositor con un tono más intimista. La parte vocal está confiada a las cuatro voces: barítono, tenor, soprano y contralto. Escuchamos la misma versión de Philippe Herrewege.



Recordare, Iesu pie,
quod sum causa tuæ viæ ;
ne me perdas illa die.
Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.
Iuste Iudex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.
Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.
Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.
Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.
Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.


Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas en este día.
Buscándome, te sentaste agotado
me redimiste sufriendo en la cruz
no sean vanos tantos trabajos.
Justo juez de venganza
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Grito, como un reo;
la culpa enrojece mi rostro.
Perdona, Señor, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
me diste a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, al ser bueno, actúa con bondad
para que no arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos
situándome a tu derecha.

miércoles, 9 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 4 - Rex tremandae maiestatis

Hoy le toca el turno a la sección de la secuencia de la Misa de Requiem que comienza con las palabras Rex tremendae maiestatis. El compositor enfatiza el dramatismo del texto con una música sobrecogedora. Escuchamos la misma versión de Philippe Herrewege.



Rex tremendæ maiestatis,
qui salvandos salvas gratis,
salva me, fons pietatis.


Rey de tremenda majestad tú que, salvas gratuitamente a los que hay que salvar, sálvame, fuente de piedad.

martes, 8 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 3 - Tuba mirum

La siguiente sección del Requiem de Mozart se inicia con las palabras de la secuencia Tuba mirum. La parte vocal está confiada a soprano, contralto, barítono y tenor. Escuchamos la misma versión de ayer, dirigida por Philippe Herrewege.



Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.
Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
iudicanti responsura.
Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus iudicetur.
Iudex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nihil inultum remanebit.
Quid sum miser tunc dicturus ?
Quem patronum rogaturus,
cum vix iustus sit securus ?


La trompeta, esparciendo un sonido admirable por los sepulcros de todos los reinos reunirá a todos ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán, cuando resucite la criatura
para que responda ante su juez.
Aparecerá el libro escrito
en que se contiene todo
y con el que se juzgará al mundo.
Así, cuando el juez se siente
lo escondido se mostrará
y no habrá nada sin castigo.
¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?
¿A qué protector rogaré
cuando apenas el justo esté seguro?

viernes, 4 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 2 - Dies Irae

Seguimos escuchando el Requiem de Mozart quien, antes de morir, consiguió terminar tan solo tres secciones con el coro y órgano completo: Introitus, Kyrie y Dies Irae. Del resto de la Secuencia dejó las partes instrumentales, el coro, voces solistas y el cifrado del bajo y órgano incompletos, además de anotaciones para su discípulo Franz Xaver Süssmayr. También había indicaciones instrumentales y corales en el Domine Jesu y en el Agnus Dei. No había dejado nada escrito para el Sanctus ni el Communio. Aunque en un principio Constanze, su viuda, pidió al músico de la Corte Joseph Leopold Eybler que terminase el Réquiem, fue su discípulo Süssmayer quien lo acabó, siguiendo las directrices de Mozart, completando las partes restantes de la instrumentación, agregando música en donde faltaba y componiendo íntegramente el Sanctus. Para el Communio, simplemente utilizó los temas del Introito y el Kyrie, a manera de reexposición, para darle cierta coherencia a la obra.

Hoy escuchamos la primera sección de la Secuencia Dies Irae, confiada al coro, sobre el célebre texto medieval. Escuchamos la misma versión de ayer, dirigida por Philippe Herrewege.


Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla !
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus !


Día de la ira, aquel día
en que los siglos se reduzcan a cenizas;
como testigos el rey David y la Sibila.
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir
a juzgar todo estrictamente!

jueves, 3 de noviembre de 2016

Mozart. Misa de Requiem en re menor Kv. 626 - 1 - Introito y Kyrie

Vamos a seguir unos días más con Mozart, para escuchar una de sus más célebres composiciones en este mes de noviembre, en el que recordamos a los difuntos: su Misa de Requiem.

En junio de 1791, Mozart ofreció en Viena uno de sus últimos conciertos públicos; tocó el Concierto para piano n.º 27 (KV 595). Su último hijo, Franz Xaver Wolfgang, nació el 26 de julio. Días antes en su casa se presentó un desconocido, vestido de negro, que rehusó identificarse y encargó a Mozart la composición de un réquiem. Le dio un adelanto y quedaron en que regresaría en un mes. Pero el compositor fue llamado desde Praga para escribir la ópera La clemencia de Tito, para festejar la coronación de Leopoldo II.

Cuando subía con su esposa al carruaje que los llevaría a esa ciudad, el desconocido se presentó otra vez, preguntando por su encargo. Esto sobrecogió al compositor. Más tarde se supo que aquel sombrío personaje (al parecer, llamado Franz Anton Leitgeb) era un enviado del conde Franz von Walsegg, músico aficionado cuya esposa había fallecido. El viudo deseaba que Mozart compusiese la misa de réquiem para los funerales de su mujer, pero quería hacer creer a los demás que la obra era suya y por eso permanecía en el anonimato.

Según la leyenda, Mozart, obsesionado con la idea de la muerte desde la de su padre, debilitado por la fatiga y la enfermedad, muy sensible a lo sobrenatural por una supuesta vinculación con la francmasonería en esa época de su vida e impresionado por el aspecto del enviado, terminó por creer que este era un mensajero del destino y que el réquiem que iba a componer sería para su propio funeral.

Escuchamos el Introito Requiem y el Kyrie, en la interpretación de la Orquesta de los Campos Elíseos, con el Colegio Vocal de la Capilla Real, dirigidos por Philippe Herrewege.

martes, 1 de noviembre de 2016

Victoria. O quam gloriosum

En honor de Todos los Santos escuchamos la antífona del Oficio O quam gloriosum, qué glorioso es el reino, en la versión que Tomás Luis de Victoria compuso con su habitual maestría. Lo interpreta el grupo Voices of Ascension, dirigidos por Dennis Keene.


O quam gloriosum est regnum 
in quo cum Christo gaudent 
omnes Sancti amicti stolis albis, 
sequuntur Agnum quocumque ierit..


Oh, cuán glorioso es el reino en el que junto a Cristo se gozan todos los santos vestidos con túnicas blancas y siguen al Cordero allá donde va.