Comenzamos la última semana de Cuaresma, llamado el Tiempo de Pasión. La liturgia de la Iglesia sustituye los himnos que hasta hoy ha cantado, para entonar, entre otros, el Vexilla Regis, el venerable himno de Venancio Fortunato, que escuchamos en su originaria versión gregoriana.
Vexilla Regis prodeunt: Fulget Crucis mysterium, quo carne carnis conditor, suspensus est patibulum. Quo vulneratus in super, mucrone diro lanceae, ut nos lavaret crimine, manavit unda sanguine. Impleta sunt quae concinit, David fideli carmine, dicens: In nationibus regnavit a ligno Deus. Arbor decora et fulgida, or nata Regis purpura, electa digno stipite, tam sancta membra tangere. Beata cuius brachiis, saecli pependit pretium, statera facta corporis, praedamque tulit tartari. O Crux ave, spe unica: Hoc passionis tempore, auge piis iustitiae, reisque dona veniam. Te summa Deus Trinitas, collaudet omnis spiritus: quos per Crucis mysterium, salvas reges per saecula. Amen. | Las banderas del Rey avanzan: resplandece el misterio de la Cruz, donde la carne del creador, fue suspendida en el patíbulo. La cual herida además por la punta terrible de la lanza, para lavarnos de los crímenes, manó sangre y agua. Cumpliéronse entonces los fieles oráculos de David, cuando dijo a las naciones: "Reinará Dios desde el madero". Oh árbol bello y refulgente hermoseado con la púrpura del Rey, escogido del más digno tronco, para tocar tan santos miembros. Dichoso tú,de cuyos brazos, estuvo pendiente el rescate del mundo; hecho balanza de su propio cuerpo y arrebató la presa al infierno. Salve, oh Cruz, esperanza única, en este tiempo de pasión: aumenta a los justos la gracia y a los pecadores borra el pecado. ¡Oh Trinidad, fuente de salvación!, que todo espíritu te alabe; que por el misterio de la Cruz nos salvas del mal por siempre. Amén. |
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