Santa Brígida, cuya fiesta hoy celebramos, fue una de las vírgenes prudentes, que hicieron acopio del aceite de las virtudes para esperar en la noche a su Señor. Esta es la antífona de comunión que la liturgia destina a mujeres, como la santa que hoy celebramos. Esta pieza gregoriana es un prodigio de sencillez y belleza. Vamos a escucharla, interpretada por el coro de monjes del Monasterio de San Benito de Sao Paulo.
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