Hoy queremos expresar nuestro dolor a través de una plegaria que, en sus pocas palabras, resume nuestra fe en las tristes circunstancias de la muerte: Requiem aeternam dona eis Domine, et lux perpetua luceat eis. Es decir, Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua. Son muchas personas las que encontraron la muerte en ese tren, cerca de Compostela: jóvenes y mayores, hombres y mujeres, creyentes y no creyentes. Para todos, sin distinción, invocamos la misericordia del Señor. Vamos a hacerlo con el comienzo del Requiem de Mozart.
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