Escuchamos hoy el himno Te Ioseph celebrent, compuesto muy tardiamente en el repertorio gregoriano, en torno al año 1700, por fray Juan Escollar. La interpretación corre a cargo de los monjes de la Abadía de Notre Dame.
TE, Ioseph, celebrent agmina caelitum,
te cuncti resonent Christiadum chori, qui, clarus meritis, iunctus es inclitae, casto foedere Virgini. Almo cum tumidam germine coniugem admirans dubio tangeris anxius, afflatu superi Flaminis, Angelus conceptum puerum docet. Tu natum Dominum stringis, ad exteras Aegypti profugum tu sequeris plagas; amissum Solymis quaeris et invenis, miscens gaudia fletibus. Electos reliquos mors pia consecrat1 palmamque emeritos gloria suscipit; tu vivens, Superis par, frueris Deo, mira sorte beatior. Nobis, summa Trias, parce precantibus; da Ioseph meritis sidera scandere, ut tandem liceat nos tibi perpetim gratum promere canticum. Amen. |
¡Oh José! que los coros celestiales celebren tus grandezas, que los cantos de todos los cristianos hagan resonar sus alabanzas. Glorioso ya por tus méritos, te uniste por una casta alianza a la Virgen.
Cuando, dominado por la duda y la ansiedad, te asombras del estado en que se halla tu esposa, un Ángel viene a decirte que el Hijo que Ella ha concebido es del Espíritu Santo. El Señor ha nacido, y le estrechas en tus brazos; partes con El hacia las lejanas playas de Egipto; después de haberle perdido en Jerusalén, le encuentras de nuevo; así tus gozos van mezclados con lágrimas. Otros son glorificados después de una santa muerte, y los que han merecido la palma son recibidos en el seno de la gloria; pero tú, por un admirable destino, semejante a los Santos, y aún más dichoso, disfrutas ya en esta vida de la presencia de Dios. ¡Oh Trinidad Soberana! oye nuestras preces, concédenos el perdón; que los méritos de José nos ayuden a subir al cielo, para que nos sea dado cantar para siempre el cántico de acción de gracias y de felicidad. Amén. |
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