La Misa del Viernes de Ceniza comienza con este Introito, cuyo texto procede del salmo 29, un salmo que canta la victoria del perseguido que invocó en su angustia al Señor. Se trata de un modo séptimo, el modo más brillante y alegre del gregoriano, que expresa adecuadamente los sentimientos de triunfo de Cristo, vencedor de la muerte, precisamente en el viernes, día que recordamos su sagrada pasión. Destaca el adorno con que la partitura destaca la palabra misertus: Dios se compadeció de Jesús, y lo hizo triunfar en la Resurrección. Esta idea, hay que repetirlo, hace de este viernes de cuaresma un día de luto por el fracaso de nuestro héroe, sino un momento de esperanza junto a Cristo para cada uno de nosotros, que también terminaremos venciendo, por su gracia, sobre el poder del pecado y de la muerte.
Audivit Dominus,
et misertus est mihi: Dominus factus est adjutor meus. Esaltabo te Domine, quoniam suscepisti me: nec delectasti inimicos meos super me. Gloria Patri, |
El Señor me escuchó
y me socorrió. El Señor es mi auxilio. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado, no has dejado que mis enemigos se rían de mí. Gloria al Padre.... |
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