Este domingo hemos escogido una obra católica de un compositor protestante: el himno Pange Lingua, de Dietrich Buxtehude. Es la obra número 91 de su catálogo. Esta afirmación necesita muchas matizaciones, porque los luteranos concedieron gran importancia a la veneración del Santísimo Sacramento, al menos durante la celebración de la Eucaristía, pues negaban su presencia real en la reserva. El resultado es una obra de gran poder melódico y rítmico. Lo escuchamos en la versión del grupo Theater of Voices, dirigido por Paul Hiller.
Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium Sanguinísque pretiósi, Quem in mundi prétium Fructus ventris generósi Rex effúdit géntium. Nobis datus, nobis natus Ex intácta Vírgine, Et in mundo conversátus, Sparso verbi sémine, Sui moras incolátus Miro clausit órdine. In supremæ nocte coenæ Recumbens cum frátribus, Observata lege plene Cibis in legálibus, Cibum turbæ duodenæ Se dat súis mánibus. Verbum caro, panem verum Verbo carnem éfficit, Fitque Sanguis Christi merum, Et, si sensus déficit, Ad firmandum cor sincerum Sola fides súfficit. Tantum ergo Sacraméntum, Venerémur cérnui: Et antíquum documentum Novo cedat rítui; Præstet fides suppleméntum Sénsuum deféctui. Genitori Genitóque, Laus et iubilátio; Salus, honor, virtus quoque, Sit et benedíctio; Procedénti ab utróque Compar sit laudátio. Amen. |
Canta, oh lengua,
el misterio glorioso del cuerpo y de la Sangre preciosa que el Rey de las naciones Fruto de un vientre generoso derramó en rescate del mundo. Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancha; y después de pasar su vida en el mundo, una vez propagada la semilla de su palabra, Terminó el tiempo de su destierro Dando una admirable disposición. En la noche de la Última Cena, Sentado a la mesa con sus hermanos, Después de observar plenamente La ley sobre la comida legal, se da con sus propias manos Como alimento para los doce. El Verbo encarnado, pan verdadero, lo convierte con su palabra en su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo. Y aunque fallan los sentidos, Solo la fe es suficiente para fortalecer el corazón en la verdad. Veneremos, pues, Postrados tan grande Sacramento; y la antigua imagen ceda el lugar al nuevo rito; la fe reemplace La incapacidad de los sentidos. Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y gloria, Fortaleza, honor, poder y bendición; una gloria igual sea dada a aquel que de uno y de otro procede. Amén. |
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