domingo, 22 de febrero de 2015

Tracto Qui habitat

El domingo primero de Cuaresma nos lleva al desierto junto a Jesús. El salmo que repite este día la liturgia con insistencia el el 90, que es interpretado como una especie de manual de lucha contra las asechanzas del enemigo. Escuchamos una magnífica interpretación del tracto Qui habitat.




Qui habitat in adiutorio Altissimi,
in protectione Dei caeli commorabitur.

Dicet Domino: susceptor meus es, et refugium meum, Deus meus : sperabo in eum.

Quoniam ipse liberavit me de laqueo venantium, et a verbo aspero.

Scapulis suis obumbrabit tibi Dominus
et sub pennis eius sperabis.

Scuto circumdabit te veritas eius: non timebis a timore nocturno.

A sagitta volante per diem, a negotio perambulante in tenebris, a ruina et daemonio meridiano.

Cadent a latere tuo mille et decem milia a dextris tuis : tibi autem non appropinquabit.

Quoniam angelis suis mandavit de te ut custodiant te in omnibus viis tuis.

In manibus portabunt te, ne unquam offendas ad lapidem pedem tuum

Super aspidem et basiliscum ambulabis, et conculcabis leonem et draconem.
Quoniam in me speravit, liberabo eum:
protegam eum, quoniam cognovit nomen meum.

Invocabit me, et ego exaudiam eum : cum ipso sum in tribulatione

Eripiam eum, et glorificabo eum:  longitudine dierum adimplebo eum, et ostendam illi salutare meum.
Tú que habitas al amparo del Altísimo, que moras a la sombra del Omnipotente
Di al Señor: Refugio mío, alcázar mío, Dios mío, en ti espero.


Porque él te librará de la red del cazador y de la palabra dura.

El Señor te cubrirá con sus alas y bajo sus plumas te refugiarás.

Su verdad te rodeará como un escudo y no temerás el timor nocturno.

Te libraré de la flecha que vuela de día, y del terror que acecha por la noche, y de la ruina del demonio meridiano.
Caerán a tu izquierda mil, diez mil a tu derecha, pero a ti no se te acercará.


El mandará a sus ángeles para que te protejan en todos tus caminos.

Te llevarán en sus manos, para que tu pie no tropiece en la piedra.

Caminarás sobre el áspid y el basilisco, pisotearás leones y dragones.

Lo liberaré porque esperó en mí, porque conoce mi nombre.


Me invocará y lo escucharé: estaré con él en las tribulaciones.

Lo libraré y lo glorificaré, lo colmaré de días, y le mostraré mi salvación.

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