El primer domingo de cuaresma resuena en la Iglesia el himno Media Vita in morte sumus, una impresionante composición que ya hemos escuchado en varias ocasiones. Hoy volvemos a meditar sobre su texto, en la versión del músico renacentista flamenco Nicolás Gombert, que probablemente nació en torno al año 1495 al sur de Flandes, en la ciudad de La Gorgue. Se dice que estudió con Josquin Desprez. Gombert fue contratado como cantante y probablemente también como compositor de la capilla del emperador Carlos V en 1526, apareciendo en 1529 como magister puerorum (maestro de los niños) cargo en el que continuó hasta 1537.
Girolamo Cardano afirma en su Theonoston en 1560 que Gombert fue condenado a galeras por abusar de un niño que estaba a su cargo. Su liberación debió de producirse como muy tarde en 1547 ya que se conserva una carta y un motete que envió Gombert desde Tournai ese mismo año. No está muy claro cómo se desarrolló la vida de Gombert después de su liberación. En 1556 el teórico alemán Hermann Finck lo menciona como si aún estuviese vivo, mientras que Cardano, en 1561, escribió que ya estaba muerto.
Girolamo Cardano afirma en su Theonoston en 1560 que Gombert fue condenado a galeras por abusar de un niño que estaba a su cargo. Su liberación debió de producirse como muy tarde en 1547 ya que se conserva una carta y un motete que envió Gombert desde Tournai ese mismo año. No está muy claro cómo se desarrolló la vida de Gombert después de su liberación. En 1556 el teórico alemán Hermann Finck lo menciona como si aún estuviese vivo, mientras que Cardano, en 1561, escribió que ya estaba muerto.
Media vita in morte sumus.
Quem quærimus adjutorem
nisi te, Domine?
Qui pro peccatis nostris juste irasceris
Sancte Deus, sancte fortis
Sancte misericors Salvator
Amaræ morti ne tradas nos
In te speraverunt patres nostri
Speraverunt et liberasti eos
Ad te clamaverunt patres nostri
Clamaverunt et non sunt confusi
Gloria Patri, et Filio
et Spiritui Sancto. |
En la plenitud de la vida podemos morir ¿a qué salvador vamos a acudir sino es a ti, Señor? Justamente te enojas por nuestras culpas:
Santo Dios, Santo fuerte, Santo y misericordioso Salvador, no nos entregues a una amarga muerte. En ti esperaron nuestros padres; esperaron, y los salvaste. A ti clamaron nuestros Padres; clamaron, y no fueron confundidos. Santo. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. |
No hay comentarios:
Publicar un comentario