martes, 15 de enero de 2013

En honor de los santos Mauro y Plácido.

Læta quies magni Ducis,
dona ferens novæ lucis,
hodie recoli­tur.

Charis datur piæ menti,
corde sonet in ar­denti
quid­quid foris promitur.

Hunc per callem orientis
admiremur ascen­dentis
Patri­archæ speciem.

Amplum semen magnæ prolis
illum fecit instar solis,
Abrahæ persimilem.

Corvum cernis ministran­tem,
hinc Eliam latitantem,
specu nosce parvulo.

Eliseus dignoscatur,
cum securis revocatur
de torrentis alveo.

Illum Ioseph candor morum,
illum Iacob futuro­rum
mens effecit conscia.

Ipse memor suæ gentis
nos perdu­cat in ma­nentis
semper Christi gaudia.
     Hoy se celebra el gozoso día del gran Cau­dillo, que nos trae los dones de una nueva luz.

     Gracia se da al alma pia­dosa; re­suene, pues, en el corazón fervoroso cuanto exteriormente se publica.
   
  Admiremos el esplendor del Patriar­ca que asciende por la senda del O­riente.


     La vasta estirpe de su gran familia le ha hecho resplan­decer cual otro sol, a seme­janza de Abraham.

     Mira el cuervo cómo le sirve y le reconóce en la an­gosta ca­verna, cual Elías, escondido.

     Se parece a Eliseo, cuando del cau­ce del río hace subir la segur.


     El entendimiento le paran­gona a José por la pureza de costumbres, y a Jacob por los vatici­nios.

     Que él, pues, acordándose de sus hijos, nos conduzca a los gozos de Cristo siempre perdu­rable. Amén.



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