El introito gregoriano de la misa de la Inmaculada, Gaudens gaudebo, es una pieza llena de alegría y de movimiento. Expresa la alegría de María, liberada por especial privilegio del Señor del yugo del pecado desde el mismo inicio de su existencia. Escuchamos este introito en la reconocida versión de los monjes de Silos.
Gáudens gaudébo in Dómino, et exsultábit ánima méa in Déo méo: quia índuit me vestiméntis salútis, et induménto justítiae circúmdedit me, quiasi spónsam ornátam monílibus súis
Exaltábo te, Dómine, quóniam suscepísti me: nec delectásti inimícos méos super me. |
En gran manera me gozaré en el Señor; mi alma se alegrará en mi Dios. Porque él me ha vestido con vestiduras de salvación y me ha cubierto con manto de justicia. Me ha ataviado con una diadema, como a novia que se adorna con sus joyas.
Te doy gracias, Señor, porque me has escogido, y nos has permitido que mis enemigos triunfen sobre mí. |
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