Yo soy la Resurrección y la Vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vive; y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. Ésta es la afirmación central del texto evangélico que leemos este quinto domingo de Cuaresma: la Resurrección de Lázaro. Musicalmente ha pasado al repertorio gregoriano en una bella antífona del segundo modo, que se canta en el Oficio de Laudes de Difuntos.
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