El Evangelio que nos propone la liturgia de este domingo recoge el anuncio de Jesús de que, a pesar de aceptar su condición de Mesías, su destino es subir a Jerusalén para sufrir el rechazo de su pueblo y morir de forma afrentosa en la horrible tortura de la Cruz. Para ilustrar este anuncio, hemos escogido un motete de Tomás Luis de Victoria, titulado Vere languores nostros. El soportó, efectivamente, nuestros dolores, y sus sufrimientos significaron nuestra salvación.
Vere languores nostros ipse tulit,
et dolores nostros ipse portavit. Cuius livore sanati sumus. Dulce lignum, dulces clavos, dulcia ferens pondera, quae sola fuiste digna sustinere Regem caelorum et Dominum. |
Ciertamente Él cargó con nuestras debilidades y con nuestros sufrimientos.
Por sus heridas hemos sido sanados. Dulce madero, dulces clavos y dulce peso que has llevado, tú has conseguido sostener al Rey de los Cielos, nuestro Señor. |
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