miércoles, 21 de octubre de 2015

Santa Hildegarda. O Ecclesia.

Escuchamos hoy una composición de santa Hildegarda en honor de santa Úrsula, en la que nos narra las visiones de la mártir en el momento supremo de su martirio.



O Ecclesia, oculi tui similes saphiro sunt, et aures tue monti Bethel, et nasus tuus est sicut mons mirre et thuris, et os tuum quasi sonus aquarum multarum.

In visione vere fidei Ursula Filium Dei amavit et Virum cum hoc seculo reliquit et in solem aspexit atque pulcherrimum iuvenem vocavit, dicens:

In multo desiderio desideravi ad te venire et in celestibus nuptiis tecum sedere, per alienam viam ad te currens velut nubes que in purissimo aere currit similis saphiro.

Et postquam Ursula sic dixerat,  rumor iste per omnes populos exiit.

Et dixerunt: "Innocentia puellaris ignorantie nescit quid dicit."

Et ceperunt ludere cum illa in magna symphonia, usque cum ignea sarcina super eam cecidit.

Unde omnes cognoscebant quia contemptus mundi est sicut mons Bethel.

Et cognoverunt etiam suavissimum odorem mirre et thuris, quoniam contemptus mundi super omnia ascendit.

Tunc diabolus membra sua invasit, que nobilissimos mores in coporibus istis occiderunt.

Et hoc in alto voce omnia elementa audierunt et ante thronum Dei dixerunt:: "Wach! rubicundus sanguis innocentis agni in desponsatione sua effusus est."

Hoc audiant omnes celi et in summa symphonia laudent Agnum Dei, quia guttur serpentis antique in istis margaritis materie Verbi Dei suffocatum est.
Oh, Iglesia, tus ojos son como el zafirto, tus oídos como el monte Betel, tu nariz es como el monte de mirra e incienso, y tu boca es como el sonido de aguas tumultosas.

En su visión Úrsula amó con verdadera fe a Jesucristo, y dejó al Varón con el mundo y llamó al hermoso joven que vio en el sol, diciendo:


Mucho he deseado venir a ti, y sentarme contigo en las nupcias celestiales, corriendo hacia ti por distintos caminos, como las nubes que en el aire purísimo corren similares al zafiro.
Después de que Úrsula dijo esto, corrió este rumor por todos los pueblos.

Y dijeron: En su ignorante inocencia infantil, no sabe lo que dice.

Y empezaron a burlarse de ella a gritos, y con un hacha de hierro la golpearon.

En eso todos conocían que el desprecio del mundo es como el monte Betel.


Y percibieron también un suavísimo olor a mirra e incienso, porque el desprecio del mundo lo supera todo.


Entonces el diablo invadió sus miembros, pero sus nobilísimas costumbres lo mataron en su cuerpo.

Y esto lo escucharon en voz alta todos los elementos, que dijeron ante el trono de Dios: Ah, la roja sangre del inocente cordero se ha derramado en sus desposorios.

Escúchenlo todos los cielos, y en celeste armonía alaban al Cordero de Dios, porque la garganta de la antigua serpiente en estas perlas fue ahogada por la Palabra de Dios.

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