martes, 27 de octubre de 2015

Josquin Des Prez: Miserere mei Deus

Oramos hoy por nuestro difunto hermano Rupert con una de las obras maestras del renacimiento: el Miserere de Josquin des Prés (1450-1521). Se trata de un motete para cinco voces, que compuso entre 1503 a 1504 para el duque Hercules I de Ferrara. Este príncipe estaba en relación con otro célebre ciudadano de Ferrara, el dominico Savonarola, que se había impuesto de Florencia y pretendía la reforma de la Iglesia Católica. Precisamente la obra de Josquin está inspirada en el trágico final y ejecución de Savonarola. En sintonía con el rechazo del austero dominico a la compleja polifonía flamenca, Josquin se esforzó por componer una música muy concentrada. El resultado fue una obra  de una sobriedad y profundidad llamativa, siendo el texto fácilmente comprensible.



Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam. 

Et secundum multitudinem miserationum tuarum, dele iniquitatem meam. 

Amplius lava me ab iniquitate mea: et a peccato meo munda me. 

Quoniam iniquitatem meam ego cognosco: et peccatum meum contra me est semper. 

Tibi soli peccavi, et malum coram te feci: ut justificeris in sermonibus tuis, et vincas cum judicaris. 

Ecce enim in iniquitatibus conceptus sum: 
et in peccatis concepit me mater mea. 

Ecce enim veritatem dilexisti: incerta et occulta sapientiae tuae manifestasti mihi. 

Asperges me hyssopo, et mundabor: lavabis me et super nivem dealbabor. 

Auditui meo dabis gaudium et laetitiam: et exsultabunt ossa humiliata. 

Averte faciem tuam a peccatis meis: et omnes iniquitate meas dele. 

Cor mundum crea in me, Deus, et spiritum rectum innova in visceribus meis. 

Ne projicias me a facie tua: et spiritum sanctum tuum ne auferas a me. 

Redde mihi laetitiam salutaris tui: et spiritu principali confirma me. 

Docebo iniquos vias tuas: et impii ad te convertentur. 

Libera me de sanguinibus, Deus, Deus salutis meae et exsultabit lingua mea justitiam tuam. 

Domine, labia mea aperies: et os meum annuntiabit laudem tuam. 

Quoniam si voluisses sacrificium, dedissem utique: holocaustis non delectaberis. 

Sacrificium Deo spiritus contribulatus: cor contritum et humiliatum, Deus, nos despicies. 

Benigne fac, Domine, in bona voluntate tua sion: ut aedificentur muri Jerusalem. 

Tunc accetabis sacrificium justitiae, oblationes et holocausta: tunc imponent super altare tuum vitulos. 


Ten misericordia de mi, oh Dios: conforme a tu gran misericordia. 

Y conforme a la multitud de tus piedades, borra mi maldad. 

Lávame enteramente de mi culpa, y límpiame de mi pecado. 

Porque yo conozco mi maldad, y mi pecado está siempre ante mis ojos. 


Contra ti solo he pecado, y hecho lo malo delante de ti: porque te justifiques en tus palabras, y venzas en tu juicio. 

He aquí que en iniquidades fui engendrado, y en pecados me concibió mi madre. 
He aquí que amas la verdad: me has manifestado los misterios y secretos de tu sabiduría. 
Rocíame con hisopo y seré limpio: lávame, y seré emblanquecido más que la nieve. 
Hazme oir el gozo y la alegría, y saltarán de placer mis huesos apocados. 

Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. 

Crea en mi, oh Dios, un corazón puro y renueva dentro de mi un espíritu recto. 

No me eches de tu presencia, y no quites de mi tu santo espíritu. 

Devuélveme el gozo de tu salvación, sosténgame un espíritu de príncipe. 

Enseñaré a los pecadores tus caminos, y los impíos se convertirán a ti. 

Líbrame de toda sangre, oh Dios, de mi salud, y cantará mi lengua tu justicia. 


Señor, abrirás mis labios, y mi boca anunciará tu alabanza. 

Porque si hubieras querido sacrificio, yo lo hubiera ofrecido: mas no te serán agradables los holocaustos. 

Para Dios es sacrificio un espíritu atribulado: el corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo despreciarás. 

Haz bien, oh Señor, con tu buena voluntad a Sión: para que sean edificados los muros de Jerusalén. 
Entonces aceptarás el sacrificio legítimo, las ofrendas y holocaustos: entonces ofrecerán sobre tu altar becerros. 

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