La liturgia del Miércoles de la Octava de Pascua nos presenta la escena de los Discípulos de Emaús. Hay una antífona gregoriana que canta este momento: Tu solus peregrinus. Es llamativo el hecho de que la palabra latina empleada para nuestro extranjero es "peregrinus", es decir, una categoría jurídica romana que se refería a una serie de personas extranjeras, pero que no estaban desprovistos de derechos, al contrario de los bárbaros. Pero esto dio pie, durante la Edad Media, a representar a Jesús como a cualquiera de los muchos peregrinos que, durante aquellos años, peregrinaban a los principales santuarios cristianos, como podemos ver en el claustro de Silos, o en la imagen del Salterio de St. Alban que acompaña al video.
La antífona está escrita en el primer modo gregoriano. Se trata de una melodía sencilla, y que tiene la brillantez propia de este modo gregoriano. La escuchamos acompañada del Benedictus, el canto evangélico que se canta en Laudes, en una interpretación que no resultará desconocida a quienes conozcan a los monjes de este Oratorio Monástico. Sirva de alabanza en este día de la Octava consagrado a la alabanza del Señor resucitado.
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