La Iglesia nos propone hoy celebrar solemnemente el misterio del amor de Jesús, simbolizado en su Sagrado Corazón. Del siglo XII proviene un himno, atribuido comúnmente a san Bernardo de Claraval, que expresa de forma conmovedora el amor de Dios a los hombres en Jesús, nuestro Salvador.
Del himno gregoriano existen diversas versiones posteriores. Hoy hemos escogido una atribuida a Tomás Luis de Victoria, aunque la mayoría de los críticos rechazan tal atribución. La interpretación corre a cargo del grupo The Cambridge Singers.
Dans vera cordis gaudia Sed super mel et omnia Eius dulcis praesentia. | Es dulce el recuerdo de Jesús,
que da verdaderos gozos del corazón
pero cuya presencia es dulce
sobre la miel y todas las cosas.
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