El ofertorio de la primera semana de Adviento es una pieza llena de emoción, que expresa los sentimientos de esperanza y confianza propios de este tiempo.
Ad te, Domine, levavi animam meam: Deus meus, in te confido, non erubescam: neque irrideant me inimici mei: etenim universi qui te exspectant, non confundentur.
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A ti, Señor, levanto mi alma: Dios mío, en ti confío, no quede yo avergonzado; que no se rían de mí mis enemigos, pues los que esperan en ti no quedan defraudados.
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