La liturgia de las fiestas de los apóstoles propone para las vísperas un himno especialmente bello: Exsultet coeli laudius. Compuesto probablemente en torno al siglo VIII en la Galia, se extendió rápidamente, debido a la riqueza y precisión de su texto. Hoy lo escucharemos en honor de santo Tomás, no en la versión gregoriana original, sino en una versión anónima procedente de Castilla, durante el reinado de Isabel la Católica, a finales del siglo XV, en la interpretación excepcionalmente bella de Jordi Savall con el grupo Hesperion XX.
Exultet caelum laudibus,
Resultet terra gaudiis: Apostolorum gloriam Sacra canunt sollemnia. Vos, saecli iusti iudices Et vera mundi lumina. Votis precamur cordium, Audite preces supplicum. Qui caelum verbo clauditis Serasque eius solvitis, Nos a peccatis omnibus Solvite iussu, quaesumus. Ut, cum iudex advenerit Christus in fine saeculi, Nos sempiterni gaudii Faciat esse compotes. Deo Patri sit gloria, Eiusque soli Filio Cum Spiritu Paracilito, Et nune et in perpetuum. Amen. |
Que el cielo prorrumpa en alabanzas y la tierra entera rebose de júbilo, cantando la gloria de los Apóstoles en la solemnidad sagrada de este día.
Oh lumbreras del orbe, que habréis de juzgar al mundo, os pedimos de todo corazón que prestéis oído a nuestra súplica, A fin de vernos liberados de nuestros pecados por el poder que recibisteis de abrir y cerrar, con vuestra palabra, las puertas del Cielo. Para que, al final de los tiempos, cuando Cristo vuelva, como Juez, se digne hacernos partícipes de su gozo sempiterno. Entonemos un canto de gloria para alabar al Señor, que, por medio de sus Apóstoles, nos concede instruirnos en la doctrina del Evangelio, y aspirar a los bienes celestiales. Amén. |
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