La antífona O Sacrum Convivium fue musicalizada por muchos compositores. Uno de los más bellos ejemplos es el que brotó de la riquísima vena musical del inglés Thomas Tallis (1505-1585), que esuchamos en la versión del Coro de la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor, dirigido por Timothy Byram-Wigfield.
O Sacrum Convivium in quo Christus sumitur; recolitur memoria passionis ejus.
Mens impletur gratia, et futurae gloriae nobis pignus datur. Alleluia.
Oh Sagrado Banquete en el que se toma a Cristo. Se recuerda la memoria de su Pasión.
La mente se llena de gracia, y se nos da una prenda de la futura gloria. Aleluya.
El Jueves después de la Trinidad celebra la Iglesia la solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, aunque en muchos sitios se traslada al domingo que viene. En cualquier caso, hoy vamos a honrar esta solemnidad con un motete de Victoria sobre la antífona O Sacrum Convivium, tal vez el mejor resumen del misterio de la Eucaristía escrito por santo Tomás de Aquino. El tono que le da Victoria es jubiloso y solemne. Lo interpreta el grupo Kantinela.
O Sacrum Convivium in quo Christus sumitur; recolitur memoria passionis ejus.
Mens impletur gratia, et futurae gloriae nobis pignus datur. Alleluia.
Oh Sagrado Banquete en el que se toma a Cristo. Se recuerda la memoria de su Pasión.
La mente se llena de gracia, y se nos da una prenda de la futura gloria. Aleluya.
El compositor Guillaume Dufay (1397-1474) es la figura central del pre-renacimiento musical en la próspera Borgoña del siglo XV. Hacia 1450 compuso la Missa Se la face ay pale (a 4 voces), para tenor, que se ha conservado en el manuscrito 88 de Trento. Se trata de una canción que lleva ese título, sobre cuya melodía está construido el introito de esta Misa de la Santísima Trinidad. Escucharemos, precisamente, el introito "Benedicta sit sancta Trinitas", cuyo texto dice así: Benedicta sit sancta Trinitas, atque indivisa Unitas: confitebimur ei, quia fecit nobiscum misericordiam suam. Benedicamus Patrem et Filium cum Sancto Spiritu. Laudemus eum in saecula.
El compositor Giaches de Wert (1535-1596) perteneció a la escuela franco-flamenca, cuyo principal exponente había sido Josquin de Prez, pero desarrolló su carrera fundamentalmente en Italia, donde influyó poderosamente en compositores del primer barroco italiano, como Claudio Monteverdi. De él vamos a escuchar el motete "Benedicta sit sancta Trinitas", cuyo texto dice así: Benedicta sit sancta Trinitas, atque indivisa Unitas: confitebimur ei, quia fecit nobiscum misericordiam suam. Benedicamus Patrem et Filium cum Sancto Spiritu. Laudemus eum in saecula.
Recurrimos hoy nuevamente a Francisco Guerrero (1528-1599), para escuchar una canción que se titula "Si tus penas no pruebo". En estos momentos se está viviendo en España un momento de intensa vida espiritual, como fruto de la Reforma que la Iglesia Católica vive desde su propio interior, y que fue impulsada por la aparición de grandes santos como santa Teresa de Jesús, san Juan de la Cruz, san Ignacio de Loyola o san Juan de Ávila. La interpretan el grupo La Colombina, con el Vocal Ensamble.
Si tus penas no pruevo, o Jesús mío,
vivo triste y penado.
Hiéreme, pues el alma ya te é dado.
Y, si este don me hizieres,
mi Dios, claro veré que bien me quieres.
El introito de la misa del día de la Trinidad es una bella pieza gregoriana, construida sobre el tono octavo, que se caracteriza por la alegría de su melodía. La palabra más adornada musicalmente, que expresa perfectamente la intención laudatoria de esta fiesta, es "Confitebimur", es decir, confesamos, reconocemos que Dios ha tenido misericordia con nosotros. El texto traducido al castellano dice: Bendita sea la santa Trinidad y la indivisa Unidad; la confesamos, porque ha tenido misericordia con nosotros.Es interesante constatar cómo en el idioma latino original, las palabras Trinidad y Unidad se consideran sinónimos de Dios.
Hoy nos recuerda la liturgia a a san Beda el Venerable, un monje que consagró sus días al estudio y a la exposición de las ciencias humanas y sagradas. En su honor, proponemos la audición de una pieza del renacimiento hispano, cuyo título puede acomodarse bien al genio de aquel monje: O Altitudo divitiarum, es decir, o abismo de riqueza. Se refiere al texto del capítulo 11 de la Carta a los Romanos, en el que san Pablo exclama ante el misterio de Dios: Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!
El autor de la pieza instrumental que vamos a escuchar es Francisco Guerrero (1528-1599), uno de los genios de la música del Renacimiento hispano, y está tomada del disco Sacrae Cantiones, del grupo Hesperion XX que dirige Jordi Savall.
Cristóbal de Morales es uno de los tres grandes compositores del Renacimiento español. Su música llama la atención por la belleza de sus melodías, que consiguen a la perfección el efecto de suscitar la devoción. En este viernes, vamos a proponer la audición del Kyrie de la llamada Missa Mille Regretz.
Mille Regretz es una canción polifónica en francés creada por el compositor franco-flamenco Josquin des Prez (1440-1521). Una famosa variación para vihuela española de esta canción es "La Canción del Emperador" de Luis de Narváez, que recibió ese nombre por ser la favorita de Carlos V.
La música de la Alta Edad Media es bastante desconocida y extraña en cuanto a sus formas. Hoy vamos a ofrecer un curioso ejemplo de la música de esta época, con un texto claramente apocalíptico. Se trata de una Sibila latina. La figura de la sibila proviene de la época de la antigua Grecia, dónde estas mujeres eran oráculos que venían de tradición profana y estaban consideradas de uso público. Pero una incipiente iglesia cristianizó esta figura, a la que se le atribuía una visión apocalíptica con la promesa de la segunda venida de Jesucristo para juzgar el mundo. La interpretación corre a cargo de Montserrat Figueras.
Señal del juicio: se empapará de sudor la tierra.
Desde el cielo bajará el Rey Sempiterno,
naturalmente presente en carne, para juzgar al mundo.
Los hombres rechazarán sus fantasmas y también cualquier tesoro,
el fuego quemará la tierra, discurriendo por tierra y por mar.
Romperá las puertas del tenebroso infierno.
Pero toda la luz liberada será transmitida a la carne de los santos.
El resplandor del Sol desaparecerá y las esferas perderán su gozo.
El cielo se agitará y el fulgor de la Luna morirá.
Todos los reyes comparecerán ante el Tribunal del Señor.
Antonio de Cabezón fue un músico del renacimiento español, nacido en el pueblo de Castrillo de Matajudíos, cerca de Castrojeriz (Burgos), que estuvo al servicio del emperador Carlos, y algunos años más de su hijo el rey Felipe II. vivió entre los años 1510 a 1566. De él vamos a escuchar una composición al órgano que parafrasea el himno Veni Creator Spiritus.
Francisco Correa de Arauxo fue un compositor del barroco hispano, que nos dejó una abundante obra, fundamentalmente para órgano ibérico, que en gran medida nos resulta hoy desconocida. Proponemos hoy la audición de las Glosas o paráfrasis musical sobre la canción "Todo el mundo en general", cuyo texto ensalza la Inmaculada Concepción de María, tan querida en el Barroco hispano.
Todo el mundo en general a vozes Reyna escogida,
diga que soys concevida sin pescado original.
Si mando Dios verdadero al padre y la madre honrar,
Juan del Encina es uno de los compositores más interesantes del renacimiento español, que vivió a caballo entre los reinados de los Reyes Católicos y del Emperador Carlos. Compuso tanto música religiosa como abundante música profana. Hoy escucharemos una composición que se titula "Hermitaño quiero ser", que expresa muy bien los sentimientos contrapuestos de una época entre heroica y mística.
Para este Domingo de Pentecostés hemos seleccionado dos piezas del repertorio gregoriano que canta hoy la liturgia. Para empezar, el Introito de la Misa Spritus Domini, interpretado por los monjes de Santo Domingo de Silos en una grabación histórica. La pieza ornamenta una antífona, que se inicia con la misma escala ascendente re-fa-la-sol propia del modo octavo sobre la palabra Spiritus.
Spiritus Domini replevit orbem terrarum, Alleluia; et hoc quod continet omnia, scientiam habet vocis, Alleluia, Alleluia, Alleluia. Exurgat Deus, et dissipentur inimici ejus, et fugiant qui oderunt eum a facie ejus.
El Espíritu del Señor ha llenado el Orbe de la tierra, Alleluya. Este que todo lo contiene posee la ciencia de la voz. Alleluya. Levántese Dios y sean dispersos sus enemigos y huyan de su presencia cuantos le aborrecen.
La segunda pieza es el Aleluya Spiritus Domini, cuyo texto está tomado del profeta Isaías, y contiene una hermosa y esperanzadora descripción de la acción del Espíritu Santo. Está interpretado por el Coro del Instituto Cristo Rey Sumo Sacerdote.
Alleluia. Spiritus Domini super me: propter quod unxit me, evangelizare pauperisms misit me, sanare contritos corde. Alleluia.
Aleluya. Es Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha enviado a evangelizar a los pobres, y a sanar a los enfermos de corazón. Aleluya.
Comenzamos la despedida del tiempo de Pascua, que mañana cerraremos con la solemnidad de Pentecostés. Para ello, hemos escogido hoy una pieza jubilosa de Bach para órgano, su fantasía sobre el coral Ven, Espíritu Santo, Señor Dios, que lleva el número 651 de su catálogo BWV. Se trata de un jubiloso comentario musical sobre este coral luterano. Sirva para nuestra oración de alabanza en este día de preparación a la fiesta del Espíritu Santo.
Marc-Antoine Charpentier (París,1643 - 1704) fue un compositor del Barroco francés prolífico y versátil, con una producción musical de la más alta calidad en distintos géneros. La maestría de su composición en la música religiosa vocal fue reconocida por sus contemporáneos. Escuchamos hoy el himno Veni Creator compuesto para el Convento de Port-Royal interpretado por Les Demoiselles de Saint-Cyr.
De la Misa que para Pentecostés compuso Tomás Luis de Victoria, escuchamos hoy su primera sección, con el Kyrie y el Gloria. La interpreta el Coro San Martin in the Fields, un afamado grupo inglés, especializado en música antigua.
Tomás Luis de Victoria también compuso una misa de Pentecostés, que lleva el título de su Introito Dum complerentur, es decir, cuando se cumplieron los días de Pentecostés, con el mismo texto que ayer escuchamos a Palestrina. Hoy vamos a escuchar, precisamente, este motete, interpretado por el coro Intrada de Moscú.
Palestrina, en su misa Dum complerentur de Pentecostés, compuso como introito un motete a seis voces, que vamos a escuchar hoy. la idea fundamental es la del ruido que se escuchó en el sitio donde estaban reunidos los discípulos. Esta idea del ruido es recreada mediante la polifonía en un ir y venir de notas, que confiere a toda la obra una viveza extraordinaria.
Dum complerentur dies pentecostes erant omnes pariter dicentes, alleluia, et subito factus est sonus de caelo, alleluia. Tamquam spiritus vehementis et replevit totam domum, alleluia. Dum ergo essent in unum discipuli congregati, propter metum iudeorum, sonus repente de caelo venit super eos, alleluia.
Tamquam spiritus vehementis et replevit totam domum, alleluia.
Cuando se cumplieron los días de Pentecostés, aleluya, estaban todos reunidos, aleluya. Y de repente se oyó un ruido del cielo, aleluya, como un viento fuerte, aleluya, que llenó toda la casa, aleluya. Cuando estaban reunidos los discípulos, por miedo a los judíos, se oyó de repente un ruido que vino sobre ellos. Como un viento fuerte, llenó toda la casa, aleluya.
Juan Sebastian Bach escribió numerosas piezas de órgano, sobre melodías tomadas del cantoral litúrgico protestante. Son los llamados corales para órgano. Uno de ellos, que lleva el número 667 de su catálogo, se titula Komm, Gott Schöpfer, heiliger Geist, es decir, Ven, Dios creador, santo Espíritu.
Hoy vamos a retroceder en el tiempo hasta la plenitud de la Edad Media, a finales del siglo XI y comienzos del siglo XII, cuando nació la música moderna. Esta afirmación puede resultar un poco extraña, pero es importante conocerla. Hasta entonces, el canto gregoriano era la expresión musical de un mundo centrado en la alabanza de Dios. Era una voz, que tal vez pudo estar acompañada por instrumentos. Se había perdido y olvidado la música que pudo tocarse en la Antigüedad. Pero en este momento, en el ámbito de París, nació una nueva forma de componer música: la polifonía. Fueron dos grandes autores: el maestro Perotinus, y el maestro Leoninus. De este último vamos a escuchar su Aleluya. Paraclitus Spiritus Sanctus. El autor toma el aleluya gregoriano original, y alterna el canto llano con paráfrasis musicales. Alguien ha escrito que se trata de una música hipnótica. en cualquier caso, es de una exquisita belleza. El texto dice: Alleluia: Paralitus Spiritus, quem mittet Pater in nomine meo ille vos docebit omnia vos omnia, allleluia. Es decir: el Espíritu Santo, que enviará en mi nombre el Padre, os lo enseñará todo, aleluya.
Guillaume Dufay (1397-1474) fue un autor medieval, a caballo ya con la nueva época pre-renacentista, que encontró un importante centro en la floreciente corte de Borgoña. De este autor vamos a escuchar su versión de la secuencia Veni Sancte spiritus. Está compuesta en forma de paráfrasis, es decir, se toma una frase del canto llano (es decir, la versión tradicional gregoriana), y la siguiente frase, en vez de repetir la melodía anterior, es sustituida por un comentario polifónico y acompañamiento instrumental.
Veni Sancte Spiritus et emite caelitus lucis tuae radium Veni pater pauperum, veni dator munerum, veni lumen cordium. Consolator optime, dulcis hospes animae, dulce refrigerium. In labore requies, in aestu temperies, in fletu solatium. O lux beatissima, reple cordis intima tuorum fidelium. Sine tuo numine nihil est in homine, nihil est inoxium. Lava quod est sordidum, riga quod est aridum, sana quod est saucium. Flecte quod est rigidum, fove quod est frigidum, rege quod est devium. Da tuis fidelibus in te confidentibus, sacrum septenarium. Da virtutis meritum, da salutis exitum, da perenne gaudium. Amen, Alleluia.
Ven Espíritu Santo y desde el cielo envía un rayo de tu luz. Ven padre de los pobres, ven dador de las gracias, ven luz de los corazones. Consolador óptimo, dulce huésped del alma, dulce refrigerio. Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto. Oh luz santísima: llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles. Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea inocente. Lava lo que está manchado, riega lo que es árido, cura lo que está enfermo. Doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío, dirige lo que está extraviado. Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo. Amén, Aleluya.
Hoy celebramos la gozosa solemnidad de la Ascensión del Señor. Tanto el Oficio como la Misa están impregnados por el textos de los Hechos de los Apóstoles: a los cuarenta días, los apóstoles salen de Jerusalén, y a la vista de todos, tras bendecirlos, asciende el Señor al cielo y se marcha de junto a ellos. "Varones galileos, ¿qué andáis mirando?", dice el texto, que de varias formas comenta musicalmente el canto gregoriano. Pero, en el Oficio de Vísperas, hay una antífona que recoge una oración verdaderamente bella: O rex gloriae, Domine virtutum, qui triumphator hodie super omnes caelos ascendisti, ne derelinquas nos orphanos, sed mitte promissum Patris in nos, Spiritum veritatis, alleluia. Es decir, Oh, Rey de la gloria, Señor del universo, que hoy asciendes triunfante al cielo, no nos dejes huérfanos, envíanos desde el Padre tu promesa, el Espíritu de la verdad, aleluya. En primer lugar, vamos a escuchar esta antífona en su versión gregoriana, interpretada por el profesor Vianini de Milán.
Por supuesto, esta antífona fue utilizada por diversos compositores de música sagrada. Uno de ellos es Sebastián de Vivanco, un compositor castellano de la segunda mitad del siglo XVI, paisano del maestro Victoria, que trabajó para diversas catedrales castellanas, concluyendo su carrera en Salamanca. De él escuchamos esta antífona, con un sólido acompañamiento musical.
En el Primer Libro de la edición de las obras de Victoria encontramos el responsorio Ascendens Christus in altum, para la solemnidad de la Ascensión. Esta obra reúne dos de los responsorios que se rezan en este día. Su tono es jubiloso y nos va a servir hoy para introducir la solemnidad que comenzaremos a celebrar esta tarde con las Primeras Vísperas, a los cuarenta días de la Resurrección del Señor. Lo escucharemos en la versión del Coro de Cámara de Madrid, dirigido por Ana Fernández-Vega.
Ascendens Christus in altum, alleluia. Captivam duxit captivitatem, alleluia. Dedit dona hominibus, alleluia. Ascendit Deus in jubilatione, et Dominus in voce tubae, alleluia. Dedit dona hominibus, alleluia.
Al ascender Cristo al cielo, Aleluya, llevó cautiva a la cautividad, Aleluya. Dio dones a los hombres, Aleluya. Dios asciende entre júbilo, Aleluya, el Señor al son de la trompeta. Aleluya. Dio dones a los hombres, Aleluya.
En la espera del Espíritu Santo, recurrimos hoy a otra versión del himno Veni Creator Spiritus: la que compuso uno de los grandes maestros del renacimiento romano, Palestrina. A partir de la frase del canto llano, compone un comentario polifónico, que eleva esta oración a alturas expresivas impresionantes. Es una técnica musical, la paráfrasis, que no solo fue utilizada para las piezas polifónicas, sino que también fue usual en la música de órgano tanto de Italia como de España.
Alonso Pérez de Alva fue un compositor del primer renacimiento español, cuyas obras se hn conservado en un manuscrito de la Catedral de Tarazona, y que vivió en tiempo de los Reyes Católicos. De él escuchamos hoy su versión del himno Veni Creator Spiritus. La obra está concebida como un comentario polifónico al canto llano del himno, es decir, se toma la melodía gregoriana tradicional, y se alternan las estrofas gregorianas a una voz con estrofas polifónicas.
Veni, Creator Spiritus, mentes tuorum visita. Imple superna gratia quae tu creasti pectora. Qui diceris Paraclitus, Altissimi donum Dei, fons vivus, ignis, caritas, et spiritalis unctio. Tu septiformis munere, digitus paternae dexterae, tu rite promissum Patris, sermone ditans guttura. Accende lumen sensibus, infundes amorem cordibus, infirma nostri corporis, virtute firmans perpeti. Hostem repellas longius, pacemques dones protinus, ductore sic te praevio, vitemus omne noxium. Per te sciamus da Patrem, noscamus atque Filium, teque utriusque Spiritum credamus omni tempore. Deo Patri sit gloria, et Filio qui a mortuis surrexit, ac Paraclito in saeculorum saecula. Amen.
Ven Espíritu creador; visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado. Tú eres nuestro consuelo, don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones. Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra. Enciende con tu luz nuestros sentidos, infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne. Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto tu paz, siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo. Por Ti conozcamos al Padre y también al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo. Gloria a Dios Padre y al Hijo quede resucitó de entre los muertos, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amen.
Hoy proponemos una versión del himno Veni creator Spiritus, interpretado por el coro de monjas femenino del monasterio de Bingen, donde floreció san Hildegarda en la Edad Media. Se suele relacionar siempre el canto gregoriano con la voz masculina, pero en la voz femenina alcanza también una gran belleza. Sirva, pues, de oración en este domingo, a la espera del don del Espíritu.
No es extraño encontrar en la música operística fragmentos de música sagrada sublimes. Uno de estos momentos es el Regina Coeli de la ópera Cavalleria Rusticana, una tragedia del sur italiano, compuesta por Pietro Mascagni, que alcanza en este momento cumbres líricas impresionantes. Sirva, pues, como oración para este sábado quinto de Pascua.
La liturgia de las fiestas de los apóstoles propone para las vísperas un himno especialmente bello: Exsultet coeli laudius. Compuesto probablemente en torno al siglo VIII en la Galia, se extendió rápidamente, debido a la riqueza y precisión de su texto. Hoy lo escucharemos, no en la versión gregoriana original, sino en una versión anónima procedente de Castilla, durante el reinado de Isabel la Católica, a finales del siglo XV, en la interpretación excepcionalmente bella de Jordi Savall con el grupo Hesperion XX.
Exultet caelum laudibus, Resultet terra gaudiis: Apostolorum gloriam Sacra canunt sollemnia. Vos, saecli iusti iudices Et vera mundi lumina. Votis precamur cordium, Audite preces supplicum. Qui caelum verbo clauditis Serasque eius solvitis, Nos a peccatis omnibus Solvite iussu, quaesumus. Ut, cum iudex advenerit Christus in fine saeculi, Nos sempiterni gaudii Faciat esse compotes. Deo Patri sit gloria, Eiusque soli Filio Cum Spiritu Paracilito, Et nune et in perpetuum. Amen.
Que el cielo prorrumpa en alabanzas y la tierra entera rebose de júbilo, cantando la gloria de los Apóstoles en la solemnidad sagrada de este día. Oh lumbreras del orbe, que habréis de juzgar al mundo, os pedimos de todo corazón que prestéis oído a nuestra súplica, A fin de vernos liberados de nuestros pecados por el poder que recibisteis de abrir y cerrar, con vuestra palabra, las puertas del Cielo.
Para que, al final de los tiempos, cuando Cristo vuelva, como Juez, se digne hacernos partícipes de su gozo sempiterno. Entonemos un canto de gloria para alabar al Señor, que, por medio de sus Apóstoles, nos concede instruirnos en la doctrina del Evangelio, y aspirar a los bienes celestiales. Amén.
El día 2 de mayo recuerda la Iglesia a uno de sus pilares doctrinales: san Atanasio de Alejandría. Consagró su vida a la defensa de la verdad de la fe, frente al sistema arriano que negaba la divinidad de Jesucristo. ello le supuso el destierro, pero aprovechó esta circunstancia para difundir por Occidente el ideal monástico egipcio, sobre todo con su célebre obra La Vida de san Antonio. En su honor, queremos hoy proponer la audición y visión de un video, con canto propio de la iglesia copta, ilustrado con muy interesantes imágenes de esta comunidad, con la que Dios nos conceda algún día poder volver a la unidad.
Hoy proponemos una nueva versión de la secuencia Veni Sancte Spiritus, a que ayer nos referimos, en la versión que sobre ella compuso el músico del renacimiento inglés William Byrd.