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jueves, 21 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 7.- Confutatis - Lacrimosa

Completamos hoy la audición de la secuencia Dies Irae, de la Misa de Requiem de Mozart. Escucharemos dos secciones, bien contrapuestas: comenzamos con el Confutatis maledictis, la condenación de los malvados, construido musicalmente sobre un obstitnato trepidante. Sigue la oración Voca me cum benedictis: llámame con los benditos. Nuevamente, vemos como el texto propone unos enormes contrastes, que Mozart tradujo musicalmente de forma magistral. La secuencia concluye con la sección Lacrimosa dies illa: triste día aquel, una recapitulación final de la escena del Juicio Final ante la que irremisiblemente tiene que comparecer el hombre.

Escuchamos la versión que interpretó John Eliot Gardiner al frente del English Baroque Soloists y del Coro Monteverdi, en el Palau de la Música Catalana de Barcelona en diciembre del año 1991.


Confutatis maledictis,
flammis acribus addictis,
voca me cum benedictis.
Oro supplex et acclinis,
cor contritum quasi cinis,
gere curam mei finis.
Lacrimosa dies illa,
qua resurget ex favilla
iudicandus homo reus.
Huic ergo parce, Deus.
Pie Iesu Domine,
dona eis requiem. Amen.

Su traducción:

Confundidos los malditos
arrojados a las llamas voraces
hazme llamar entre los benditos.
Te lo ruego, suplicante y de rodillas,
el corazón acongojado, casi hecho cenizas:
hazte cargo de mi destino.
Día de lágrimas será aquel renombrado día
en que resucitará, del polvo
para el juicio, el hombre culpable.
A ese, pues, perdónalo, oh Dios.
Señor de piedad, Jesús,
concédeles el descanso. Amén.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 6.- Recordare

Seguimos con la audición de la inacabada Misa de Requiem de Mozart, hoy con una nueva sección del Dies Irae: Recordare Iesu pie. El texto sigue con intensos contrastes entre la tremenda majestad de Dios y la intensa súplica del alma acongojada que comparece ante juicio tan inapelable. Escuchamos la versión de Philip Herreweghe


Recordare, Iesu pie,
quod sum causa tuæ viæ ;
ne me perdas illa die.
Quærens me, sedisti lassus,
redemisti crucem passus,
tantus labor non sit cassus.
Iuste Iudex ultionis,
donum fac remissionis
ante diem rationis.
Ingemisco, tamquam reus,
culpa rubet vultus meus,
supplicanti parce Deus.
Qui Mariam absolvisti,
et latronem exaudisti,
mihi quoque spem dedisti.
Preces meæ non sunt dignæ,
sed tu bonus fac benigne,
ne perenni cremer igne.
Inter oves locum præsta,
et ab hædis me sequestra,
statuens in parte dextra.

Su traducción:

Acuérdate, piadoso Jesús
de que soy la causa de tu calvario;
no me pierdas en este día.
Buscándome, te sentaste agotado
me redimiste sufriendo en la cruz
no sean vanos tantos trabajos.
Justo juez de venganza
concédeme el regalo del perdón
antes del día del juicio.
Grito, como un reo;
la culpa enrojece mi rostro.
Perdona, Señor, a este suplicante.
Tú, que absolviste a Magdalena
y escuchaste la súplica del ladrón,
me diste a mí también esperanza.
Mis plegarias no son dignas,
pero tú, al ser bueno, actúa con bondad
para que no arda en el fuego eterno.
Colócame entre tu rebaño
y sepárame de los machos cabríos
situándome a tu derecha.

martes, 19 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 5.- Rex tremendae maiestatis

La siguiente sección del Dies Irae, al que Mozart puso música en su Requiem, comienza con las palabras Rex tramendae maiestatis qui salvando salvas gratis, es decir, rey de tremenda majestad que salvando salvas gratis. El tono que emplea el compositor es majestuoso, creando un clima de congoja al hacer comparecer al hombre ante tanta grandeza. La palabra crucial de este pasaje creo que es tremendae: la majestad de Dios no es grandiosa, no es poderosa, sino tremenda, es decir, tan desmesurada que provoca el temblor. Escuchamos hoy la versión de von Karajan al frente de la Filarmónica de Viena.

lunes, 18 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 4.- Tuba mirum

Seguimos escuchando el Requiem de Mozart, y pasamos hoy a una nueva sección de la secuencia Dies Irae. El texto alude a la resurrección de la carne, en el Juicio final, cuando el ángel del Señor, según las visiones del Apocalipsis, toque la trompeta y convoque a todos los difuntos ante el trono de Dios para ser juzgados. Se trata de un momento tremendo, en el que todo hombre es examinado en todos sus actos sin posibilidad alguna de esconder o disimular los fallos de la vida terrestre. La música que compuso Mozart para esta sección se inicia, efectivamente, con el toque de la tuba, y sigue con un tono majestuoso. Escuchamos la magnífica versión de Philip Herreweghe dirigiendo la Orquesta de los Campos Elíseos.



Tuba mirum spargens sonum
per sepulcra regionum,
coget omnes ante thronum.
Mors stupebit et Natura,
cum resurget creatura,
iudicanti responsura.
Liber scriptus proferetur,
in quo totum continetur,
unde Mundus iudicetur.
Iudex ergo cum sedebit,
quidquid latet apparebit,
nihil inultum remanebit.
Quid sum miser tunc dicturus ?
Quem patronum rogaturus,
cum vix iustus sit securus ?

Su traducción es la siguiente:

La trompeta, esparciendo un sonido admirable
por los sepulcros de todos los reinos
reunirá a todos ante el trono.
La muerte y la Naturaleza se asombrarán,
cuando resucite la criatura
para que responda ante su juez.
Aparecerá el libro escrito
en que se contiene todo
y con el que se juzgará al mundo.
Así, cuando el juez se siente
lo escondido se mostrará
y no habrá nada sin castigo.
¿Qué diré yo entonces, pobre de mí?
¿A qué protector rogaré
cuando apenas el justo esté seguro?

domingo, 17 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 3.- Dies irae

La Misa de Requiem, en el orden que llegó hasta la reforma litúrgica de los años setenta, disponía antes de la lectura del Evangelio una secuencia, es decir, un himno, que había sido compuesto en la Edad Media, y que alcanzó una gran popularidad: el Dies Irae. Se trataba de una danza de la muerte, con un texto de tonos muy apocalípticos, destinados a implorar la misericordia de Dios ante la llegada del día de la ira, es decir, del día final. El texto se atribuía a Tomas de Celano, un franciscano del siglo XIII.

Hoy escucharemos la primera sección que del Dies Irae compuso Mozart. Su texto dice así:

Dies iræ, dies illa,
Solvet sæclum in favilla,
Teste David cum Sibylla !
Quantus tremor est futurus,
quando iudex est venturus,
cuncta stricte discussurus !
Su traducción:

Día de la ira, aquel día
en que los siglos se reduzcan a cenizas;
como testigos el rey David y la Sibila.
¡Cuánto terror habrá en el futuro
cuando el juez haya de venir
a juzgar todo estrictamente!

sábado, 16 de noviembre de 2013

Mozart. Misa de Requiem K. 626. 2.- Kyrie

El segundo número de la Misa de Requiem de Mozart es el Kyrie: Señor , ten piedad; Cristo, ten piedad; Señor, ten piedad. Personalmente me resultan impresionantes los últimos compases de esta sección, por su tono casi avasallador, después de la agiladad de la fuga, sobre la que está concebida la pieza. La versión es la de la Orquesta del Sur de Alemania, dirigida por Nicol Matt.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Mozart. Requiem aeternam.

Comenzamos hoy la audición de la célebre Misa de Requiem de Mozart. Lo hacemos con su introito, cuya primera palabra de título a toda la obra: Requiem aeternam dona eis Domine, et lux perpetua luceat eis. Es decir: El descanso eterno concédeselo, Señor, y brille para ellos tu luz perpetua. Sigue el verso  Te decet himnus Deus in Sion, et tibi reddetur votum in Ierusalem. Es decir, a ti se deben los himnos en Sión, oh Dios, y a ti se cumplen los votos en Jerusalén.

Aplicaremos hoy especialmente esta obra por el fallecimiento de nuestro buen amigo y hermano Paco Viñas, que ayer falleció en Vigo. Que el Señor lo acoja en su misericordia.

Escuchamos la versión de la Orquesta y Coro de la Radio de Leipzig, dirigidos por Peter Schreier.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Musíca mozárabe del Oficio de Difuntos


En honor de Leandro, el santo obispo de Hispalis, nombre romano de la actual ciudad de Sevilla, hermano de San Isidoro y figura egregia de la Iglesia hispana, escucharemos hoy un breve responsorio de la liturgia mozárabe, que lleva por título Ecce ego viam, yo soy el camino, y que pertenece al Ordo in finem hominis diei, es decir, a los dispuesto para el fin del día del hombre. Se trata de un responsorio del Oficio de Difuntos. Su texto dice así: 

He aquí que entro en el camino de toda carne, para dormir con mis padres y ya no existiré mas. Acuérdate de mí, Señor, en tu reino.

Los días que he peregrinado en la tierra son pocos y malos, y no llegaron hasta los días de mis padres. Acuérdate de mí, Señor, en tu reino.

domingo, 10 de noviembre de 2013

Schubert. Letanía para la Conmeración de todos los difuntos

Hace unos días, nos envió Paul Cobban desde Canadá una sugerencia para el día de los difuntos. Haremos extensiva la petición para todo el mes de noviembre, en el que encomendamos especialmente a nuestros hermanos difuntos a la misericordia del Altísimo. Se trata de la letanía de Schubert por todos los difuntos.



Litanei auf das Fest Aller Seelen

Ruh'n in Frieden alle Seelen,
Die vollbracht ein banges Quälen,
Die vollendet süßen Traum,
Lebenssatt, geboren kaum,
Aus der Welt hinüberschieden:
Alle Seelen ruhn in Frieden!

Und die nie der Sonne lachten,
Unterm Mond auf Dornen wachten,
Gott, in reinen Himmelslicht,
Einst zu sehn von Angesicht:
Alle die von hinnen schieden,
Alle Seelen ruhn in Frieden!

Johann Georg Jacobi (1740-1814)